“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
El tratado propone la creación de un Comité Trinacional de Cuencas Hidrográficas Compartidas, compuesto por delegados de los tres países. Este comité sería responsable de coordinar acciones para preservar los ecosistemas y garantizar el uso sostenible del agua.
La propuesta también aboga por medidas técnicas y regulatorias, como la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales, la prohibición de minería metálica en las cuencas y la creación de planes de contingencia ante emergencias ambientales.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
El tratado propone la creación de un Comité Trinacional de Cuencas Hidrográficas Compartidas, compuesto por delegados de los tres países. Este comité sería responsable de coordinar acciones para preservar los ecosistemas y garantizar el uso sostenible del agua.
La propuesta también aboga por medidas técnicas y regulatorias, como la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales, la prohibición de minería metálica en las cuencas y la creación de planes de contingencia ante emergencias ambientales.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
La Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), junto con la ONG guatemalteca Madreselva, tomaron la iniciativa.
Esta semana, entregaron a Rosa Sandoval, Procuradora Adjunta de Medio Ambiente de El Salvador, una propuesta para un tratado trinacional que busca detener la crisis ambiental en estas cuencas compartidas.
El tratado propone la creación de un Comité Trinacional de Cuencas Hidrográficas Compartidas, compuesto por delegados de los tres países. Este comité sería responsable de coordinar acciones para preservar los ecosistemas y garantizar el uso sostenible del agua.
La propuesta también aboga por medidas técnicas y regulatorias, como la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales, la prohibición de minería metálica en las cuencas y la creación de planes de contingencia ante emergencias ambientales.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Sin embargo, décadas de contaminación, explotación y falta de coordinación regional llevaron a una degradación alarmante de estas fuentes de agua.
La Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), junto con la ONG guatemalteca Madreselva, tomaron la iniciativa.
Esta semana, entregaron a Rosa Sandoval, Procuradora Adjunta de Medio Ambiente de El Salvador, una propuesta para un tratado trinacional que busca detener la crisis ambiental en estas cuencas compartidas.
El tratado propone la creación de un Comité Trinacional de Cuencas Hidrográficas Compartidas, compuesto por delegados de los tres países. Este comité sería responsable de coordinar acciones para preservar los ecosistemas y garantizar el uso sostenible del agua.
La propuesta también aboga por medidas técnicas y regulatorias, como la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales, la prohibición de minería metálica en las cuencas y la creación de planes de contingencia ante emergencias ambientales.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Con una extensión de 4,718.17 kilómetros cuadrados, las cuencas de los ríos Lempa y Paz son vitales para Honduras, Guatemala y El Salvador.
Sin embargo, décadas de contaminación, explotación y falta de coordinación regional llevaron a una degradación alarmante de estas fuentes de agua.
La Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), junto con la ONG guatemalteca Madreselva, tomaron la iniciativa.
Esta semana, entregaron a Rosa Sandoval, Procuradora Adjunta de Medio Ambiente de El Salvador, una propuesta para un tratado trinacional que busca detener la crisis ambiental en estas cuencas compartidas.
El tratado propone la creación de un Comité Trinacional de Cuencas Hidrográficas Compartidas, compuesto por delegados de los tres países. Este comité sería responsable de coordinar acciones para preservar los ecosistemas y garantizar el uso sostenible del agua.
La propuesta también aboga por medidas técnicas y regulatorias, como la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales, la prohibición de minería metálica en las cuencas y la creación de planes de contingencia ante emergencias ambientales.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.
Organizaciones ecológicas de Centroamérica instan a Honduras, Guatemala y El Salvador a tomar acción conjunta para proteger las cuencas de los ríos Lempa y Paz.
cuencas compartidas – El río Lempa, uno de los más importantes en Centroamérica, muestra signos de contaminación y degradación ambiental, reflejando la urgencia de implementar un manejo trinacional sostenible para proteger sus cuencas compartidas. Foto: Diario El Mundo.
Con una extensión de 4,718.17 kilómetros cuadrados, las cuencas de los ríos Lempa y Paz son vitales para Honduras, Guatemala y El Salvador.
Sin embargo, décadas de contaminación, explotación y falta de coordinación regional llevaron a una degradación alarmante de estas fuentes de agua.
La Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), junto con la ONG guatemalteca Madreselva, tomaron la iniciativa.
Esta semana, entregaron a Rosa Sandoval, Procuradora Adjunta de Medio Ambiente de El Salvador, una propuesta para un tratado trinacional que busca detener la crisis ambiental en estas cuencas compartidas.
El tratado propone la creación de un Comité Trinacional de Cuencas Hidrográficas Compartidas, compuesto por delegados de los tres países. Este comité sería responsable de coordinar acciones para preservar los ecosistemas y garantizar el uso sostenible del agua.
La propuesta también aboga por medidas técnicas y regulatorias, como la implementación de plantas de tratamiento de aguas residuales, la prohibición de minería metálica en las cuencas y la creación de planes de contingencia ante emergencias ambientales.
Durante la presentación, UNES expuso un caso crítico: la mina Cerro Blanco, en Guatemala, cuya actividad contamina el Lago de Güija con metales pesados.
Estas aguas contaminadas fluyen hacia el río Lempa, afectando directamente a El Salvador. Este es solo un ejemplo de cómo las actividades extractivas trascienden fronteras y ponen en riesgo a comunidades enteras.
“Sin acciones conjuntas, la contaminación seguirá creciendo, dejando consecuencias irreversibles para los ecosistemas y la salud humana”, señaló la UNES.
El tratado también propone medidas inmediatas:
Adicionalmente, se sugiere promover políticas de restauración de las cuencas y reforzar el monitoreo de calidad del agua.
El objetivo del tratado no solo es garantizar agua limpia, sino también mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Según los proponentes, la cooperación entre los tres países es la única forma de enfrentar los desafíos compartidos y lograr un desarrollo sostenible.
La propuesta será presentada ante las procuradurías de Centroamérica y gestionada con los gobiernos de la región.
Las organizaciones esperan que este tratado sea un paso hacia una gestión más eficiente y colaborativa de los recursos hídricos.
“El agua no reconoce fronteras; nuestra responsabilidad tampoco debería hacerlo”, concluyó la UNES.
Sin decisiones valientes y acciones coordinadas, los ríos Lempa y Paz podrían pasar de ser fuentes de vida a testimonios de abandono.