Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
En Matamoros, los albergues están al borde del colapso. Migrantes provenientes de Honduras, Venezuela y otros países centroamericanos que llegan diariamente querían cruzar antes de que Trump implemente restricciones más severas.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
En Matamoros, los albergues están al borde del colapso. Migrantes provenientes de Honduras, Venezuela y otros países centroamericanos que llegan diariamente querían cruzar antes de que Trump implemente restricciones más severas.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
Alrededor de 200 personas, incluidos niños y adolescentes, improvisaban refugios en un terreno de la colonia El Ejido Tabalaopa.
El arribo de 150 agentes de seguridad provocó enfrentamientos con piedras y un fuego que consumió pertenencias y esperanzas.
Matamoros
En Matamoros, los albergues están al borde del colapso. Migrantes provenientes de Honduras, Venezuela y otros países centroamericanos que llegan diariamente querían cruzar antes de que Trump implemente restricciones más severas.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
El escenario, marcado por llamas que alcanzaron los seis metros de altura, puso en evidencia el grado de desesperación que enfrentan estos grupos.
Alrededor de 200 personas, incluidos niños y adolescentes, improvisaban refugios en un terreno de la colonia El Ejido Tabalaopa.
El arribo de 150 agentes de seguridad provocó enfrentamientos con piedras y un fuego que consumió pertenencias y esperanzas.
Matamoros
En Matamoros, los albergues están al borde del colapso. Migrantes provenientes de Honduras, Venezuela y otros países centroamericanos que llegan diariamente querían cruzar antes de que Trump implemente restricciones más severas.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
Por ejemplo en México, en la madrugada del sábado, un operativo del Instituto Nacional de Migración (INM) en Chihuahua terminó en caos: migrantes venezolanos incendiaron su campamento en un intento desesperado por evitar su traslado forzoso.
El escenario, marcado por llamas que alcanzaron los seis metros de altura, puso en evidencia el grado de desesperación que enfrentan estos grupos.
Alrededor de 200 personas, incluidos niños y adolescentes, improvisaban refugios en un terreno de la colonia El Ejido Tabalaopa.
El arribo de 150 agentes de seguridad provocó enfrentamientos con piedras y un fuego que consumió pertenencias y esperanzas.
Matamoros
En Matamoros, los albergues están al borde del colapso. Migrantes provenientes de Honduras, Venezuela y otros países centroamericanos que llegan diariamente querían cruzar antes de que Trump implemente restricciones más severas.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
Faltando horas para que Donald Trump asuma nuevamente la Presidencia de Estados Unidos, la tensión migrante se intensifica en los puntos fronterizos y ciudades.
Por ejemplo en México, en la madrugada del sábado, un operativo del Instituto Nacional de Migración (INM) en Chihuahua terminó en caos: migrantes venezolanos incendiaron su campamento en un intento desesperado por evitar su traslado forzoso.
El escenario, marcado por llamas que alcanzaron los seis metros de altura, puso en evidencia el grado de desesperación que enfrentan estos grupos.
Alrededor de 200 personas, incluidos niños y adolescentes, improvisaban refugios en un terreno de la colonia El Ejido Tabalaopa.
El arribo de 150 agentes de seguridad provocó enfrentamientos con piedras y un fuego que consumió pertenencias y esperanzas.
Matamoros
En Matamoros, los albergues están al borde del colapso. Migrantes provenientes de Honduras, Venezuela y otros países centroamericanos que llegan diariamente querían cruzar antes de que Trump implemente restricciones más severas.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.
El miedo y la desesperación arden en los puntos fronterizos. En Chihuahua, un campamento migrante fue incendiado durante un operativo; en Matamoros, albergues colapsan mientras migrantes enfrentan frío y un futuro incierto.
Migrantes en su mayoría venezolanos aventaron piedras a elementos de seguridad y prendieron fuego a sus pertenencias en Chihuahua, en un intento de evitar ser asegurados por agentes del INM. Foto: Especial | Grupo Zócalo
Faltando horas para que Donald Trump asuma nuevamente la Presidencia de Estados Unidos, la tensión migrante se intensifica en los puntos fronterizos y ciudades.
Por ejemplo en México, en la madrugada del sábado, un operativo del Instituto Nacional de Migración (INM) en Chihuahua terminó en caos: migrantes venezolanos incendiaron su campamento en un intento desesperado por evitar su traslado forzoso.
El escenario, marcado por llamas que alcanzaron los seis metros de altura, puso en evidencia el grado de desesperación que enfrentan estos grupos.
Alrededor de 200 personas, incluidos niños y adolescentes, improvisaban refugios en un terreno de la colonia El Ejido Tabalaopa.
El arribo de 150 agentes de seguridad provocó enfrentamientos con piedras y un fuego que consumió pertenencias y esperanzas.
Matamoros
En Matamoros, los albergues están al borde del colapso. Migrantes provenientes de Honduras, Venezuela y otros países centroamericanos que llegan diariamente querían cruzar antes de que Trump implemente restricciones más severas.
La falta de citas a través de CBP One, la aplicación de asilo instaurada por la administración Biden, empujó a muchos a intentos desesperados por ingresar a territorio estadounidense sin permiso.
“El campamento está lleno, y con el frío que viene, la situación es crítica”, explicó Francisco Gallardo, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros.
La diócesis y las autoridades locales habilitaron refugios temporales, incluyendo áreas médicas de un hospital abandonado, para proteger a los migrantes del pronóstico de temperaturas congelantes.
Los operativos se incrementan tanto en Estados Unidos como Mëxico.
El retorno del miedo
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión para las políticas migratorias en la región. Su promesa de eliminar beneficios de asilo y endurecer las deportaciones siembra incertidumbre y pánico.
“Muchos migrantes están cruzando desesperados, sin citas ni permisos. Otros están llegando a Matamoros con una cita, pero la mayoría teme no alcanzar su oportunidad”, señaló Gladys Cañas, defensora de los migrantes.
En Brownsville, Texas, las autoridades también reportan saturación en sus refugios, mientras las deportaciones masivas se anticipan en los próximos días.
El alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila, indicó que se habilitaron albergues para recibir a los repatriados, pero la capacidad es limitada.
El frío y el fuego
Mientras la tensión escala, las llamas de Chihuahua y el frío de Matamoros simbolizan un mismo drama: la lucha por sobrevivir en un sistema que cierra puertas.
Familias enteras enfrentan un invierno hostil y políticas migratorias cada vez más restrictivas.
El panorama es sombrío. Para los cientos de migrantes que aún esperan en las fronteras, el sueño americano parece cada vez más inalcanzable.
La incertidumbre, el miedo y la desesperación arden con una intensidad que ni el frío puede apagar.
Con Trump a horas de tomar el poder, el mensaje es claro: las fronteras se endurecen y el éxodo migrante se enfrenta a un escenario de mayor hostilidad.
En la frontera, el fuego, el frío y la desesperación son el preludio de una nueva era de tensiones. ¿Qué queda para quienes no tienen más opción que avanzar? El tiempo corre y el futuro, para muchos, pende de un hilo.