Sergio Neptalí Mejía Duarte desafió la justicia con violencia y amenazas

Sergio Neptalí Mejía Duarte desafió la justicia con violencia y amenazas

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Se encargó de recibir y mover cargamentos de cientos de kilogramos de droga desde Colombia y Panamá hasta su destino final en Estados Unidos, pasando por Honduras, Guatemala y México.

Según las autoridades, al menos 20,000 kilogramos de cocaína pasaron por sus manos.

Violencia

Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Los testimonios dejaron claro que Mejía Duarte no solo era un traficante, sino el líder de una organización de transporte de cocaína a gran escala.

Se encargó de recibir y mover cargamentos de cientos de kilogramos de droga desde Colombia y Panamá hasta su destino final en Estados Unidos, pasando por Honduras, Guatemala y México.

Según las autoridades, al menos 20,000 kilogramos de cocaína pasaron por sus manos.

Violencia

Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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La evidencia reveló que Mejía Duarte participó en una vasta conspiración internacional de tráfico de narcóticos, que abarcó desde su encuentro en 2004 con Warner Benítez-López en Venezuela hasta su acusación formal en 2014.

Los testimonios dejaron claro que Mejía Duarte no solo era un traficante, sino el líder de una organización de transporte de cocaína a gran escala.

Se encargó de recibir y mover cargamentos de cientos de kilogramos de droga desde Colombia y Panamá hasta su destino final en Estados Unidos, pasando por Honduras, Guatemala y México.

Según las autoridades, al menos 20,000 kilogramos de cocaína pasaron por sus manos.

Violencia

Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Durante su juicio, la Fiscalía del Distrito Sur de Florida presentó evidencia contundente que incluía testimonios de seis co-conspiradores, dos oficiales de la ley y un testigo experto.

La evidencia reveló que Mejía Duarte participó en una vasta conspiración internacional de tráfico de narcóticos, que abarcó desde su encuentro en 2004 con Warner Benítez-López en Venezuela hasta su acusación formal en 2014.

Los testimonios dejaron claro que Mejía Duarte no solo era un traficante, sino el líder de una organización de transporte de cocaína a gran escala.

Se encargó de recibir y mover cargamentos de cientos de kilogramos de droga desde Colombia y Panamá hasta su destino final en Estados Unidos, pasando por Honduras, Guatemala y México.

Según las autoridades, al menos 20,000 kilogramos de cocaína pasaron por sus manos.

Violencia

Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Sergio Neptalí Mejía Duarte, extraditado a Estados Unidos desde Honduras y condenado a cadena perpetua el 9 de enero de 2018, es perfilado como uno de los narcotraficantes más violentos y poderosos del país.

Durante su juicio, la Fiscalía del Distrito Sur de Florida presentó evidencia contundente que incluía testimonios de seis co-conspiradores, dos oficiales de la ley y un testigo experto.

La evidencia reveló que Mejía Duarte participó en una vasta conspiración internacional de tráfico de narcóticos, que abarcó desde su encuentro en 2004 con Warner Benítez-López en Venezuela hasta su acusación formal en 2014.

Los testimonios dejaron claro que Mejía Duarte no solo era un traficante, sino el líder de una organización de transporte de cocaína a gran escala.

Se encargó de recibir y mover cargamentos de cientos de kilogramos de droga desde Colombia y Panamá hasta su destino final en Estados Unidos, pasando por Honduras, Guatemala y México.

Según las autoridades, al menos 20,000 kilogramos de cocaína pasaron por sus manos.

Violencia

Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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Sergio Neptalí Mejía Duarte, extraditado desde Honduras y condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, operó una vasta red de narcotráfico .

Sergio Neptalí Mejía Duarte extraditable – El ascenso y caída de Sergio Mejía Duarte: De líder del narcotráfico en Honduras a condenado en EE. UU. Foto creada con IA.

Sergio Neptalí Mejía Duarte, extraditado a Estados Unidos desde Honduras y condenado a cadena perpetua el 9 de enero de 2018, es perfilado como uno de los narcotraficantes más violentos y poderosos del país.

Durante su juicio, la Fiscalía del Distrito Sur de Florida presentó evidencia contundente que incluía testimonios de seis co-conspiradores, dos oficiales de la ley y un testigo experto.

La evidencia reveló que Mejía Duarte participó en una vasta conspiración internacional de tráfico de narcóticos, que abarcó desde su encuentro en 2004 con Warner Benítez-López en Venezuela hasta su acusación formal en 2014.

Los testimonios dejaron claro que Mejía Duarte no solo era un traficante, sino el líder de una organización de transporte de cocaína a gran escala.

Se encargó de recibir y mover cargamentos de cientos de kilogramos de droga desde Colombia y Panamá hasta su destino final en Estados Unidos, pasando por Honduras, Guatemala y México.

Según las autoridades, al menos 20,000 kilogramos de cocaína pasaron por sus manos.

Violencia

Pero la operación no se limitaba solo al tráfico de drogas. Mejía Duarte era conocido por su violencia.

Varios testigos detallaron que el narcotraficante no solo empleaba múltiples guardaespaldas, sino que también poseía un arsenal de armas, incluyendo una pistola con balas de rifle y un rifle automático, ambos encontrados en su residencia durante su arresto en Honduras.

“Una pistola Glock estaba dentro de una caja fuerte y, al enterarse de que la policía estaba a punto de abrir la caja fuerte, Mejía dijo que nos daría la combinación”, dijo el oficial en el juicio.

El correo electrónico en el que amenazó a uno de los testigos.

Amenazas

Uno de los momentos más inquietantes del juicio ocurrió cuando se revelaron detalles de las amenazas que Mejía Duarte dirigió a testigos clave.

Uno de ellos es Benítez-López, quien relató cómo el acusado lo amenazó en prisión, asegurando que conocía el paradero de su familia.

Otro incidente involucró un correo electrónico intimidatorio que Mejía Duarte envió el día antes de su juicio, en el cual advertía a un recluso que no testificara en su contra, bajo amenaza de represalias violentas.

El imperio de Sergio Neptalí Mejía Duarte, que operaba a lo largo de múltiples países, estuvo marcado por su capacidad de combinar el tráfico de drogas con el uso de la fuerza bruta.

Ahora, tras su condena, se suma a la lista de hondureños extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, siendo el decimosexto en enfrentar la justicia norteamericana y uno de los cuatro condenados a cadena perpetua.


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