Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
En su misiva, Fuentes señala una disparidad alarmante en las sentencias de los acusados dentro del mismo expediente.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
En su misiva, Fuentes señala una disparidad alarmante en las sentencias de los acusados dentro del mismo expediente.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Para Fuentes, esta es una apuesta decisiva por su libertad, marcada por la fe en que el sistema judicial reconsiderará su caso.
Su mensaje es claro: busca una revisión de su sentencia de cadena perpetua, apela a la equidad y expone las dificultades que enfrentó durante el proceso legal.
“¿Por qué solo algunos cargamos con la pena máxima?”
En su misiva, Fuentes señala una disparidad alarmante en las sentencias de los acusados dentro del mismo expediente.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
La misiva representa su carta final en un contexto en el que, a inicios de 2024, una Corte de Apelaciones para el Segundo Circuito de Nueva York le confirmó que pasará el resto de su vida tras las rejas, ratificando la cadena perpetua que pesa sobre él.
Para Fuentes, esta es una apuesta decisiva por su libertad, marcada por la fe en que el sistema judicial reconsiderará su caso.
Su mensaje es claro: busca una revisión de su sentencia de cadena perpetua, apela a la equidad y expone las dificultades que enfrentó durante el proceso legal.
“¿Por qué solo algunos cargamos con la pena máxima?”
En su misiva, Fuentes señala una disparidad alarmante en las sentencias de los acusados dentro del mismo expediente.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Geovanny Fuentes Ramírez, escribió a mano las 19 páginas de su carta, cargadas de argumentos y súplicas, y las envió con la esperanza de obtener una última oportunidad de justicia.
La misiva representa su carta final en un contexto en el que, a inicios de 2024, una Corte de Apelaciones para el Segundo Circuito de Nueva York le confirmó que pasará el resto de su vida tras las rejas, ratificando la cadena perpetua que pesa sobre él.
Para Fuentes, esta es una apuesta decisiva por su libertad, marcada por la fe en que el sistema judicial reconsiderará su caso.
Su mensaje es claro: busca una revisión de su sentencia de cadena perpetua, apela a la equidad y expone las dificultades que enfrentó durante el proceso legal.
“¿Por qué solo algunos cargamos con la pena máxima?”
En su misiva, Fuentes señala una disparidad alarmante en las sentencias de los acusados dentro del mismo expediente.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Desde su confinamiento en una prisión de alta seguridad en Florida, Geovanny Fuentes Ramírez rompe el silencio con una carta emotiva que dirigió al Tribunal del Distrito Sur de Nueva York.
Geovanny Fuentes Ramírez, escribió a mano las 19 páginas de su carta, cargadas de argumentos y súplicas, y las envió con la esperanza de obtener una última oportunidad de justicia.
La misiva representa su carta final en un contexto en el que, a inicios de 2024, una Corte de Apelaciones para el Segundo Circuito de Nueva York le confirmó que pasará el resto de su vida tras las rejas, ratificando la cadena perpetua que pesa sobre él.
Para Fuentes, esta es una apuesta decisiva por su libertad, marcada por la fe en que el sistema judicial reconsiderará su caso.
Su mensaje es claro: busca una revisión de su sentencia de cadena perpetua, apela a la equidad y expone las dificultades que enfrentó durante el proceso legal.
“¿Por qué solo algunos cargamos con la pena máxima?”
En su misiva, Fuentes señala una disparidad alarmante en las sentencias de los acusados dentro del mismo expediente.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.
Desde una celda en Estados Unidos, Geovanny Fuentes Ramírez, hondureño condenado a cadena perpetua por narcotráfico, escribe una carta al Tribunal del Distrito Sur de Nueva York pidiendo igualdad en la justicia.
Fuentes Ramírez alega irregularidades en su juicio y busca que su condena se anule o se revise.
Desde su confinamiento en una prisión de alta seguridad en Florida, Geovanny Fuentes Ramírez rompe el silencio con una carta emotiva que dirigió al Tribunal del Distrito Sur de Nueva York.
Geovanny Fuentes Ramírez, escribió a mano las 19 páginas de su carta, cargadas de argumentos y súplicas, y las envió con la esperanza de obtener una última oportunidad de justicia.
La misiva representa su carta final en un contexto en el que, a inicios de 2024, una Corte de Apelaciones para el Segundo Circuito de Nueva York le confirmó que pasará el resto de su vida tras las rejas, ratificando la cadena perpetua que pesa sobre él.
Para Fuentes, esta es una apuesta decisiva por su libertad, marcada por la fe en que el sistema judicial reconsiderará su caso.
Su mensaje es claro: busca una revisión de su sentencia de cadena perpetua, apela a la equidad y expone las dificultades que enfrentó durante el proceso legal.
“¿Por qué solo algunos cargamos con la pena máxima?”
En su misiva, Fuentes señala una disparidad alarmante en las sentencias de los acusados dentro del mismo expediente.
Mientras él y Tony Hernández recibieron cadena perpetua, otros implicados, incluido el expresidente Juan Orlando Hernández, enfrentaron condenas mucho menores, alega.
“Solo pido que mi caso sea analizado con los mismos criterios que el resto. ¿Por qué mi condena no es proporcional a la de otros acusados?” pregunta Fuentes en el documento presentado el pasado 4 de noviembre de 2024.
Barreras lingüísticas y una defensa limitada
Fuentes también detalla los obstáculos que enfrentó durante su juicio. Como inmigrante hondureño con limitaciones en el manejo del inglés, explica que tuvo dificultades para comprender las leyes y los procedimientos.
Argumenta que las traducciones de sus documentos legales eran incorrectas y que su falta de acceso a recursos adecuados, como una biblioteca jurídica, complicó aún más su capacidad de defenderse.
“Traducí mal gran parte de mis argumentos legales. Eso influyó negativamente en mi capacidad de argumentar de manera efectiva ante el tribunal”, confiesa Fuentes.
Y es que Geovanny Fuentes actuó en gran parte por su cuenta, sin experiencia legal, en la elaboración de su moción.
El llamado a la equidad
En su carta, Fuentes insiste en que el sistema de justicia debería ofrecer igualdad de condiciones para todos los acusados.
Afirma que su petición, basada en el artículo 28 del Código de los Estados Unidos, busca garantizar que su sentencia sea revisada y ajustada de manera justa.
También resalta que su encarcelamiento bajo condiciones restrictivas, incluyendo largos períodos sin acceso a la biblioteca jurídica, limitó su preparación para la defensa.
“La justicia no puede ser un privilegio para unos pocos. Necesitamos igualdad, y yo solo pido una segunda oportunidad”, subraya.
Un caso que marcó un precedente
Geovanny Fuentes Ramírez fue sentenciado a cadena perpetua en 2021 por su papel como narcotraficante en Honduras.
En su juicio, testigos declararon que había colaborado con altos funcionarios del gobierno hondureño, incluido el expresidente Hernández.
Su caso fue uno de los más sonados dentro de las investigaciones de la DEA sobre el narcotráfico en Centroamérica.
A pesar de la gravedad de los cargos, las disparidades en las condenas de los acusados del mismo expediente han generado debates.
Juan Orlando Hernández recibió 45 años de prisión y está en proceso de apelación, mientras que otros vinculados obtuvieron penas menores.
Clemencia
La carta de Fuentes es más que una súplica legal: es un llamado al sistema judicial para reconsiderar cómo se imparten las sentencias.
Aunque su caso sigue pendiente de una respuesta oficial, su historia pone en evidencia las inequidades que persisten en el manejo de los procesos judiciales en casos de narcotráfico transnacional.
Para Geovanny Fuentes, la esperanza se traduce en una revisión justa que podría cambiar el rumbo de su vida.
Desde su celda, espera que la Corte del Distrito Sur de Nueva York responda a su petición y le brinde la oportunidad de luchar por una sentencia más proporcional.