La migración masiva deja los campos vacíos en Honduras

La migración masiva deja los campos vacíos en Honduras

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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A esto se suma la variabilidad climática, que provoca pérdidas significativas en la cosecha, creando un escenario de incertidumbre para los productores que aún permanecen en el país.

Mientras la emigración continúa, la pregunta es inevitable: ¿cómo evitar que los campos de Honduras sigan quedándose vacíos?

Fenómeno creciente

En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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La pérdida de mano de obra no solo reduce la capacidad de producción de alimentos básicos como el maíz, el frijol y el café, sino que también deja comunidades enteras sin la fuerza laboral que durante generaciones mantuvo viva la agricultura.

A esto se suma la variabilidad climática, que provoca pérdidas significativas en la cosecha, creando un escenario de incertidumbre para los productores que aún permanecen en el país.

Mientras la emigración continúa, la pregunta es inevitable: ¿cómo evitar que los campos de Honduras sigan quedándose vacíos?

Fenómeno creciente

En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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Según datos oficiales, en los últimos cinco años, más de 348,000 hondureños emigraron, y una gran parte de ellos eran trabajadores del sector agrícola.

La pérdida de mano de obra no solo reduce la capacidad de producción de alimentos básicos como el maíz, el frijol y el café, sino que también deja comunidades enteras sin la fuerza laboral que durante generaciones mantuvo viva la agricultura.

A esto se suma la variabilidad climática, que provoca pérdidas significativas en la cosecha, creando un escenario de incertidumbre para los productores que aún permanecen en el país.

Mientras la emigración continúa, la pregunta es inevitable: ¿cómo evitar que los campos de Honduras sigan quedándose vacíos?

Fenómeno creciente

En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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Esta migración masiva, impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades económicas y la necesidad de escapar de la inseguridad, deja vacíos los terrenos agrícolas que sostienen la economía rural del país.

Según datos oficiales, en los últimos cinco años, más de 348,000 hondureños emigraron, y una gran parte de ellos eran trabajadores del sector agrícola.

La pérdida de mano de obra no solo reduce la capacidad de producción de alimentos básicos como el maíz, el frijol y el café, sino que también deja comunidades enteras sin la fuerza laboral que durante generaciones mantuvo viva la agricultura.

A esto se suma la variabilidad climática, que provoca pérdidas significativas en la cosecha, creando un escenario de incertidumbre para los productores que aún permanecen en el país.

Mientras la emigración continúa, la pregunta es inevitable: ¿cómo evitar que los campos de Honduras sigan quedándose vacíos?

Fenómeno creciente

En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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Los campos de Honduras, alguna vez llenos de actividad y vida, hoy se ven cada vez más desolados por la migración masiva.

Esta migración masiva, impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades económicas y la necesidad de escapar de la inseguridad, deja vacíos los terrenos agrícolas que sostienen la economía rural del país.

Según datos oficiales, en los últimos cinco años, más de 348,000 hondureños emigraron, y una gran parte de ellos eran trabajadores del sector agrícola.

La pérdida de mano de obra no solo reduce la capacidad de producción de alimentos básicos como el maíz, el frijol y el café, sino que también deja comunidades enteras sin la fuerza laboral que durante generaciones mantuvo viva la agricultura.

A esto se suma la variabilidad climática, que provoca pérdidas significativas en la cosecha, creando un escenario de incertidumbre para los productores que aún permanecen en el país.

Mientras la emigración continúa, la pregunta es inevitable: ¿cómo evitar que los campos de Honduras sigan quedándose vacíos?

Fenómeno creciente

En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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La migración masiva y la variabilidad climática están erosionando la producción agrícola en Honduras, mientras el país lucha por mantener sus cultivos ante la pérdida de mano de obra.

Migración – Los campos agrícolas están vacíos en Honduras. Hay una sensación de abandono y la falta de actividad en las zonas rurales debido a la migración masiva. Foto creada con IA.

Los campos de Honduras, alguna vez llenos de actividad y vida, hoy se ven cada vez más desolados por la migración masiva.

Esta migración masiva, impulsada por la búsqueda de mejores oportunidades económicas y la necesidad de escapar de la inseguridad, deja vacíos los terrenos agrícolas que sostienen la economía rural del país.

Según datos oficiales, en los últimos cinco años, más de 348,000 hondureños emigraron, y una gran parte de ellos eran trabajadores del sector agrícola.

La pérdida de mano de obra no solo reduce la capacidad de producción de alimentos básicos como el maíz, el frijol y el café, sino que también deja comunidades enteras sin la fuerza laboral que durante generaciones mantuvo viva la agricultura.

A esto se suma la variabilidad climática, que provoca pérdidas significativas en la cosecha, creando un escenario de incertidumbre para los productores que aún permanecen en el país.

Mientras la emigración continúa, la pregunta es inevitable: ¿cómo evitar que los campos de Honduras sigan quedándose vacíos?

Fenómeno creciente

En el caso de Honduras, la Encuesta Nacional de Migración y Remesas 2023 revela que el 18 % de la población emigró en los últimos cinco años, principalmente hacia Estados Unidos y España.

Además, un 3 % ha sido desplazado internamente, migrando del campo a las ciudades debido a factores de inseguridad y falta de oportunidades.

En agosto de 2024, el Banco Central de Honduras (BCH) señaló una contracción del 0.5 % en actividades como la cría de aves de corral, el cultivo de banano y palma africana, y la producción de camarón.

La menor producción se debe, en parte, a la escasez de mano de obra provocada por los altos flujos migratorios.

Sin embargo, hubo áreas de crecimiento. Destacó el aumento en la producción de caña de azúcar, maíz y frijol, lo que ayudó a abastecer el mercado interno hondureño.

Además, se reportó un desempeño positivo en la fabricación de productos para el consumo doméstico y la exportación, especialmente maquinaria y arneses para vehículos, cuyos principales mercados son Estados Unidos, Nicaragua y México.

El clima y pérdida de empleos agrícolas

La variabilidad climática se convierte en un desafío mayor para la agricultura. Los efectos adversos del clima, combinados con la escasez de trabajadores, afectan la capacidad productiva de cultivos clave en Honduras.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras (INE) informó que se perdieron 446,643 empleos en el sector agrícola durante los últimos cinco años.

Entre 2023 y 2024, la producción agrícola hondureña presentó una variación negativa del 1.7 %.

Esto exacerba la situación en el sector rural, que depende en gran medida de la estabilidad del clima y la disponibilidad de mano de obra.

Una alerta para la región

En Honduras, las autoridades enfrentan el reto de revitalizar el sector agrícola mientras buscan frenar la emigración, que deja vacantes difíciles de llenar en áreas rurales.

La intersección de la migración y la crisis agrícola destaca un desafío regional que requiere cooperación entre los países centroamericanos.

Sin soluciones que aborden las causas subyacentes, como la inestabilidad económica y la variabilidad climática, el éxodo y el declive de la agricultura continuarán moldeando el futuro de Honduras.



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