La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Estos eventos representan una amenaza latente para la cobertura arbórea y el ecosistema.
Debido a que los incendios en la zona suelen escalar durante los meses de marzo, la temporada alta de incendios dura 12 semanas.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Desde el 20 hasta el 27 de octubre de 2024, Olancho notificó 12 nuevas alertas de incendio, si bien ninguna con alta confianza.
Estos eventos representan una amenaza latente para la cobertura arbórea y el ecosistema.
Debido a que los incendios en la zona suelen escalar durante los meses de marzo, la temporada alta de incendios dura 12 semanas.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
A principios de 2020, el año con el mayor número de alertas, se contabilizaron 1,726 incidentes, marcando un hito trágico en el historial del departamento.
Desde el 20 hasta el 27 de octubre de 2024, Olancho notificó 12 nuevas alertas de incendio, si bien ninguna con alta confianza.
Estos eventos representan una amenaza latente para la cobertura arbórea y el ecosistema.
Debido a que los incendios en la zona suelen escalar durante los meses de marzo, la temporada alta de incendios dura 12 semanas.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
Aunque el conteo es considerado “normal” en comparación con años previos, es imposible ignorar el impacto devastador que tiene en los ecosistemas locales y en la biodiversidad de la región.
A principios de 2020, el año con el mayor número de alertas, se contabilizaron 1,726 incidentes, marcando un hito trágico en el historial del departamento.
Desde el 20 hasta el 27 de octubre de 2024, Olancho notificó 12 nuevas alertas de incendio, si bien ninguna con alta confianza.
Estos eventos representan una amenaza latente para la cobertura arbórea y el ecosistema.
Debido a que los incendios en la zona suelen escalar durante los meses de marzo, la temporada alta de incendios dura 12 semanas.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
En lo que va de 2024, Olancho registra 542 alertas de incendios a través del sistema de Monitoreo de Incendios VIIRS, según Global Forest Watch.
Aunque el conteo es considerado “normal” en comparación con años previos, es imposible ignorar el impacto devastador que tiene en los ecosistemas locales y en la biodiversidad de la región.
A principios de 2020, el año con el mayor número de alertas, se contabilizaron 1,726 incidentes, marcando un hito trágico en el historial del departamento.
Desde el 20 hasta el 27 de octubre de 2024, Olancho notificó 12 nuevas alertas de incendio, si bien ninguna con alta confianza.
Estos eventos representan una amenaza latente para la cobertura arbórea y el ecosistema.
Debido a que los incendios en la zona suelen escalar durante los meses de marzo, la temporada alta de incendios dura 12 semanas.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.
El departamento de Olancho, en Honduras, sigue registrando una alarmante frecuencia de incendios y pérdida de bosque primario, con 542 alertas de incendios en 2024.
En lo que va de 2024, Olancho registra 542 alertas de incendios a través del sistema de Monitoreo de Incendios VIIRS, según Global Forest Watch.
Aunque el conteo es considerado “normal” en comparación con años previos, es imposible ignorar el impacto devastador que tiene en los ecosistemas locales y en la biodiversidad de la región.
A principios de 2020, el año con el mayor número de alertas, se contabilizaron 1,726 incidentes, marcando un hito trágico en el historial del departamento.
Desde el 20 hasta el 27 de octubre de 2024, Olancho notificó 12 nuevas alertas de incendio, si bien ninguna con alta confianza.
Estos eventos representan una amenaza latente para la cobertura arbórea y el ecosistema.
Debido a que los incendios en la zona suelen escalar durante los meses de marzo, la temporada alta de incendios dura 12 semanas.
La situación en Olancho se agrava con la pérdida del bosque primario húmedo. Entre 2002 y 2023, se registraron pérdidas significativas, alcanzando las 253 mil hectáreas, un 57 % de la cobertura total original de este tipo de bosque.
En este mismo período, la cobertura arbórea del departamento se redujo en un 36 %, una disminución preocupante que refleja una acelerada degradación ambiental que impacta no solo a la región, sino al país entero.
Este tipo de bosque, caracterizado por su biodiversidad y su capacidad para capturar carbono, es fundamental en la mitigación del cambio climático.
La destrucción de estos bosques no solo emite más CO₂ a la atmósfera, sino que también reduce la capacidad de la región para regular su propio clima y proteger a las especies nativas.
Desde 2001, Olancho perdió un total de 461 mil hectáreas de cobertura arbórea, equivalentes al 25 % de su extensión desde el año 2000.
Esta deforestación también contribuye a las emisiones de dióxido de carbono, con un estimado de 239 millones de toneladas de CO₂ emitidas en este período.
Esto según expertos, es un golpe significativo al clima global y a la sostenibilidad ambiental de la región.
La zona de Dulce Nombre de Culmí destaca por su alta tasa de deforestación, siendo responsable del 34 % de la pérdida total de cobertura arbórea en Olancho, mientras que otras regiones experimentan una reducción promedio del 17 %.
Esta pérdida forestal también reduce la calidad del suelo, promueve la erosión y disminuye la disponibilidad de agua en áreas críticas, afectando a las comunidades locales.
A pesar de las alarmantes cifras de deforestación y los numerosos incendios, Olancho aún alberga importantes áreas de bosque y cobertura arbórea.
Entre 2000 y 2020, el departamento experimentó un incremento de 15.9 mil hectáreas en su cobertura arbórea, representando el 11% del aumento total de cobertura en Honduras.
En 2000, el 77 % de la superficie terrestre de Olancho contaba con más del 30 % de cobertura de árboles, lo cual disminuyó en años recientes debido a la presión humana y los incendios.
Catacamas, una de las áreas más boscosas del departamento, albergaba 574 mil hectáreas de cobertura arbórea en 2010.
Sin embargo, la presión actual sobre estas áreas amenaza con reducir rápidamente la cobertura arbórea restante.
Si las tendencias actuales de deforestación e incendios continúan, Olancho podría ver una disminución aún mayor en su cobertura forestal.
Esto significa que se incrementaría los riesgos de desertificación y pérdida de biodiversidad en el departamento.
Además, esta degradación podría afectar directamente a las comunidades locales, que dependen de los recursos naturales para su sustento, provocando migración y pobreza en la región.
La situación exige la intervención urgente de políticas de protección ambiental y manejo sostenible de los recursos.
Solo así, Olancho podrá conservar sus bosques y sus ecosistemas, manteniéndose como un bastión de biodiversidad en Honduras.