deportaciones, remesas y cooperación están en juego para Honduras

deportaciones, remesas y cooperación están en juego para Honduras

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



Source link

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Además, señala que la inseguridad en Honduras podría intensificarse si se toma en cuenta que Trump no solo ha afirmado que deportará a migrantes ilegales, sino también a aquellos con antecedentes criminales en Estados Unidos.

Medidas de Trump no serían inmediatas

Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Solo en 2024, los migrantes hondureños enviaron más de 9,700 millones de dólares en remesas, lo que equivale al 26% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, según el Banco Central de Honduras (BCH).

Espinal advierte que, si Trump cumple con las deportaciones masivas, la situación económica de miles de familias, cuya principal fuente de ingresos son las remesas, podría agravarse.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del CNA.

Además, señala que la inseguridad en Honduras podría intensificarse si se toma en cuenta que Trump no solo ha afirmado que deportará a migrantes ilegales, sino también a aquellos con antecedentes criminales en Estados Unidos.

Medidas de Trump no serían inmediatas

Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), señaló que el discurso de Trump se enfoca en promesas contundentes, como las deportaciones masivas, lo que podría afectar directamente las remesas que sostienen la economía de Honduras.

Solo en 2024, los migrantes hondureños enviaron más de 9,700 millones de dólares en remesas, lo que equivale al 26% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, según el Banco Central de Honduras (BCH).

Espinal advierte que, si Trump cumple con las deportaciones masivas, la situación económica de miles de familias, cuya principal fuente de ingresos son las remesas, podría agravarse.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del CNA.

Además, señala que la inseguridad en Honduras podría intensificarse si se toma en cuenta que Trump no solo ha afirmado que deportará a migrantes ilegales, sino también a aquellos con antecedentes criminales en Estados Unidos.

Medidas de Trump no serían inmediatas

Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Voces especializadas consultadas por tunota.com advierten que la llegada de Trump a la Casa Blanca podría impactar de manera significativa temas migratorios, económicos, la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, corrupción, y el apoyo financiero a las organizaciones civiles que luchan por diversas causas en Honduras.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), señaló que el discurso de Trump se enfoca en promesas contundentes, como las deportaciones masivas, lo que podría afectar directamente las remesas que sostienen la economía de Honduras.

Solo en 2024, los migrantes hondureños enviaron más de 9,700 millones de dólares en remesas, lo que equivale al 26% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, según el Banco Central de Honduras (BCH).

Espinal advierte que, si Trump cumple con las deportaciones masivas, la situación económica de miles de familias, cuya principal fuente de ingresos son las remesas, podría agravarse.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del CNA.

Además, señala que la inseguridad en Honduras podría intensificarse si se toma en cuenta que Trump no solo ha afirmado que deportará a migrantes ilegales, sino también a aquellos con antecedentes criminales en Estados Unidos.

Medidas de Trump no serían inmediatas

Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos genera incertidumbre y expectativas entre las organizaciones de la sociedad civil en Honduras, debido a las políticas que ha prometido implementar, como las deportaciones masivas de migrantes indocumentados.

Voces especializadas consultadas por tunota.com advierten que la llegada de Trump a la Casa Blanca podría impactar de manera significativa temas migratorios, económicos, la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, corrupción, y el apoyo financiero a las organizaciones civiles que luchan por diversas causas en Honduras.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), señaló que el discurso de Trump se enfoca en promesas contundentes, como las deportaciones masivas, lo que podría afectar directamente las remesas que sostienen la economía de Honduras.

Solo en 2024, los migrantes hondureños enviaron más de 9,700 millones de dólares en remesas, lo que equivale al 26% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, según el Banco Central de Honduras (BCH).

Espinal advierte que, si Trump cumple con las deportaciones masivas, la situación económica de miles de familias, cuya principal fuente de ingresos son las remesas, podría agravarse.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del CNA.

Además, señala que la inseguridad en Honduras podría intensificarse si se toma en cuenta que Trump no solo ha afirmado que deportará a migrantes ilegales, sino también a aquellos con antecedentes criminales en Estados Unidos.

Medidas de Trump no serían inmediatas

Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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Voces especializadas consultadas por tunota.com advierten que la llegada de Trump a la Casa Blanca podría impactar de manera significativa. Por ello recomiendan al gobierno que busque estrategias para acercarse a la nueva administración.

El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos genera incertidumbre y expectativas entre las organizaciones de la sociedad civil en Honduras, debido a las políticas que ha prometido implementar, como las deportaciones masivas de migrantes indocumentados.

Voces especializadas consultadas por tunota.com advierten que la llegada de Trump a la Casa Blanca podría impactar de manera significativa temas migratorios, económicos, la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, corrupción, y el apoyo financiero a las organizaciones civiles que luchan por diversas causas en Honduras.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), señaló que el discurso de Trump se enfoca en promesas contundentes, como las deportaciones masivas, lo que podría afectar directamente las remesas que sostienen la economía de Honduras.

Solo en 2024, los migrantes hondureños enviaron más de 9,700 millones de dólares en remesas, lo que equivale al 26% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, según el Banco Central de Honduras (BCH).

Espinal advierte que, si Trump cumple con las deportaciones masivas, la situación económica de miles de familias, cuya principal fuente de ingresos son las remesas, podría agravarse.

César Espinal, coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción (OPCA) del CNA.

Además, señala que la inseguridad en Honduras podría intensificarse si se toma en cuenta que Trump no solo ha afirmado que deportará a migrantes ilegales, sino también a aquellos con antecedentes criminales en Estados Unidos.

Medidas de Trump no serían inmediatas

Desde la perspectiva de Gabriela Blen, activista anticorrupción en Honduras, a pesar de los discursos de odio promovidos por Donald Trump hacia los migrantes, las políticas migratorias de Estados Unidos están sujetas a un sistema de pesos y contrapesos.

“Estados Unidos tiene un sistema de justicia e instituciones que no obedecen de manera directa y absoluta a la voluntad de un presidente”, comentó Blen.

Afirmó que las leyes y políticas migratorias deben pasar por un proceso que involucra al Congreso y al Senado, lo que dificulta que cualquier medida se implemente de forma inmediata.

“Particularmente, no considero que las deportaciones de Estados Unidos hacia Honduras vayan a aumentar de manera significativa. Recordemos que Donald Trump, en la campaña en la que fue presidente, hizo muchas promesas, como construir el muro en la frontera sur, y nunca cumplió”, advirtió.

Para la analista “esa promesa de deportación masiva es más que todo para cautivar la atención del público afín a él, que tiene el sentimiento de que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo”.

Gabriela Blen, activista anticorrupción.

Lo que sí advierte Blen es el endurecimiento del discurso antimigrante y el odio hacia los hispanos: “Es preocupante cómo se incentiva la discriminación y la cacería de migrantes en la frontera sur. Ese clima hostil podría también generar maltrato de los migrantes en sus trabajos y deteriorar su calidad de vida”.

Repercusiones económicas

“Las deportaciones masivas son una de las promesas de Trump”, dijo también Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), al recordar que Trump tiene como meta expulsar al menos un millón de personas al año.

Esta política podría afectar de manera significativa a Honduras, ya que se estima que alrededor de 250,000 migrantes hondureños están en riesgo de ser deportados.

Juan Carlos Aguilar, asesor jurídico de la ASJ.

La posible expulsión de estas personas podría tener repercusiones económicas, especialmente en el contexto de las remesas, coincidió Aguilar con Blen y Espinal.

Sumado a esto, se corre el riesgo de que Estados Unidos grave las remesas y aumente los aranceles a las exportaciones, tal como lo ha advertido a México y Canadá si no contribuyen a evitar el paso de migrantes ilegales.

Tensiones diplomáticas

Además del impacto económico, podrían generarse tensiones en las relaciones diplomáticas si Honduras sigue adoptando posiciones hostiles con Estados Unidos, su principal socio comercial, coincidieron los entrevistados.

Sostienen que a Honduras le conviene mantener y fortalecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, en lugar de amenazar, como lo hizo la presidenta Xiomara Castro el 1 de enero en una cadena nacional.

Ella indicó que se podría retirar la base militar de Palmerola, en Comayagua, si Trump comienza a deportar masivamente a los migrantes hondureños.

Esta amenaza sumada a la denuncia del Tratado de Extradición, debilita las relaciones bilaterales y pone en riesgo las ayudas y la cooperación en temas cruciales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, sostuvieron los entrevistados.

“El gobierno es el principal responsable de presentar un plan de acción y estrategias frente a los escenarios y acciones de Trump. Debe mostrar una actitud más diplomática, dejando de lado las tendencias ideológicas y reconociendo cómo una relación bilateral con Estados Unidos beneficia a Honduras”, expresó César Espinal.

“Si Honduras sigue siendo hostil en contra de Estados Unidos, Estados Unidos va a ser hostil con Honduras. El problema no es la relación diplomática, sino las consecuencias que esto tendrá para el pueblo”, expresó Gabriela Blen.

“Uno de los principales retos será cómo manejar la relación entre el gobierno hondureño y el gobierno de Estados Unidos. Hay que recordar que a Honduras le conviene mantener relaciones con Estados Unidos, su principal socio comercial”, indicó por su parte Juan Carlos Aguilar.

¿Oportunidades para Honduras con el regreso de Trump?

Los entrevistados difieren sobre las oportunidades que podría tener Honduras con la nueva administración de Donald Trump.

Por un lado, César Espinal sostiene que Trump impulsará políticas rígidas que podrían favorecer la cooperación en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y anticorrupción, siempre que Honduras adopte una postura de colaboración y fortalezca sus relaciones con Estados Unidos.

“En estos aspectos, creo que se puede obtener algo positivo, pero también depende del papel de las autoridades hondureñas para que, en lugar de romper relaciones con Estados Unidos, se fortalezcan”, agregó.

Espinal manifestó que, hasta el momento, no se han visto acciones concretas del gobierno hondureño, más allá de amenazas contra una potencia como Estados Unidos. Pero es optimista y cree que las autoridades están a tiempo de recapacitar y acercarse a la administración Trump para lograr acciones positivas en lugar de entorpecer sus relaciones.

“No hay que ponerle una zancadilla a una relación con un país como Estados Unidos. Trump estará atento a lo que haga cada Estado, y en el caso de Honduras, estará pendiente de si, en lugar de trabajar con Estados Unidos, se orienta más a fortalecer relaciones con países como Venezuela, Cuba y China. Eso podría repercutir”, indicó.

A Trump “no le importa Honduras”: Blen

Por su parte, Gabriela Blen no cree que con el retorno de Trump a la Casa Blanca se presenten oportunidades para Honduras, considerando que el país tiene un alto nivel de corrupción, y que este flagelo es una de las causas fundamentales de la migración.

“No creo que Honduras tenga mayores oportunidades con el gobierno de Donald Trump. Primero, él tiene su propia agenda y creo que a él no le importa Honduras, no le interesa. Existen procesos institucionales que seguirán su curso, pero no creo que a Honduras le vaya mejor con Trump como le ha ido con los gobiernos demócratas”, apuntó.

Para Blen, es posible que el gobierno de Trump implemente políticas algo diferentes a las de los demócratas. A la larga, afectarán el curso de las cosas si Honduras no muestra compromisos en temas como la transparencia y la lucha contra la corrupción.

“Si Honduras sigue teniendo un alto índice de corrupción, no podrá calificar nuevamente para la Cuenta del Milenio ni otros desembolsos que los países cooperantes y organismos multilaterales brindan”, expuso.

Impacto en el apoyo a organizaciones de sociedad civil

Las amenazas de Honduras frente a las políticas de Donald Trump no solo pondrán en riesgo las cooperaciones de Estados Unidos con Honduras en temas de seguridad, fortalecimiento institucional y democracia, sino que también podrían perjudicar a las organizaciones de sociedad civil que dependen del apoyo financiero de Estados Unidos, según los entrevistados.

“Si las ayudas se recortan de manera general, se limitará el alcance de la cooperación de Estados Unidos con las organizaciones de sociedad civil que trabajan en diferentes sectores. Esto debilitaría los esfuerzos y pondría en riesgo la operatividad de muchas organizaciones, afectando a sectores específicos que dependen de fondos del gobierno estadounidense”, dijo César Espinal.

Agregó que Estados Unidos apoya a Honduras y sus organizaciones con fondos que fortalecen sectores como el medioambiente, la agricultura, la gobernanza y la lucha anticorrupción.

“Se trata de un enfoque multifacético de colaboración que fortalece al gobierno, la sociedad civil y a los grupos vulnerables. Si se recorta toda esa ayuda, ¿quién responderá por todos estos campos? Son millones de dólares que entran en colaboración para sostener estos proyectos a través de USAID”, expresó.

Gabriela Blen también consideró que los fondos federales de Estados Unidos para organizaciones que abogan por derechos humanos, pueblos originarios y otros sectores podrían verse afectados bajo el mandato de Trump, pero su impacto no sería inmediato, ya que los procesos ya están en marcha para mediano y largo plazo.

“Probablemente se comenzará a ver a partir del segundo año de Trump…”, sostuvo Blen, pero considera que esto dependerá de los funcionarios que el mandatario Trump designe en puestos clave, como en la USAID y algunas agencias del Departamento de Estado, que “son los encargados de condicionar los desembolsos a países como Honduras”.

Llamado al gobierno

Gabriela Blen, César Espinal y Juan Carlos Aguilar consideran importante que el gobierno de Honduras reconozca los efectos positivos de mantener relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Por ello, instaron a acercarse más al gobierno de Trump y presentar un plan o estrategias que beneficien no solo a los migrantes, sino también al país, que depende tanto de las remesas y las ayudas estadounidenses.



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