Che Manuel y los Valle Valle, una alianza que dominó el narcotráfico fronterizo

Che Manuel y los Valle Valle, una alianza que dominó el narcotráfico fronterizo

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



Source link

Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Desde entonces, aprendió a moverse entre sombras, manteniendo un perfil bajo que lo mantendría alejado de las autoridades durante más de 13 años.

En las zonas fronterizas entre Copán, Honduras, y los departamentos guatemaltecos de Zacapa y Chiquimula, López Morales construyó un imperio de narcotráfico bajo el radar de los organismos antinarcóticos.

Alianzas peligrosas y apoyo en las sombras

Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Aquel primer roce con la justicia fue suficiente para que “Che Manuel” ajustara su juego.

Desde entonces, aprendió a moverse entre sombras, manteniendo un perfil bajo que lo mantendría alejado de las autoridades durante más de 13 años.

En las zonas fronterizas entre Copán, Honduras, y los departamentos guatemaltecos de Zacapa y Chiquimula, López Morales construyó un imperio de narcotráfico bajo el radar de los organismos antinarcóticos.

Alianzas peligrosas y apoyo en las sombras

Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



Source link

Pero el caso no prosperó: un fallo de “falta de mérito” le permitió a López Morales volver a las calles.

Aquel primer roce con la justicia fue suficiente para que “Che Manuel” ajustara su juego.

Desde entonces, aprendió a moverse entre sombras, manteniendo un perfil bajo que lo mantendría alejado de las autoridades durante más de 13 años.

En las zonas fronterizas entre Copán, Honduras, y los departamentos guatemaltecos de Zacapa y Chiquimula, López Morales construyó un imperio de narcotráfico bajo el radar de los organismos antinarcóticos.

Alianzas peligrosas y apoyo en las sombras

Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Acusados de tráfico de drogas, enfrentaron la causa 148652001 en el Juzgado Quinto de Primera Instancia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente.

Pero el caso no prosperó: un fallo de “falta de mérito” le permitió a López Morales volver a las calles.

Aquel primer roce con la justicia fue suficiente para que “Che Manuel” ajustara su juego.

Desde entonces, aprendió a moverse entre sombras, manteniendo un perfil bajo que lo mantendría alejado de las autoridades durante más de 13 años.

En las zonas fronterizas entre Copán, Honduras, y los departamentos guatemaltecos de Zacapa y Chiquimula, López Morales construyó un imperio de narcotráfico bajo el radar de los organismos antinarcóticos.

Alianzas peligrosas y apoyo en las sombras

Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Aquel 23 de noviembre de 2001 marcó el inicio de una carrera de sigilo y crimen. José Manuel López Morales, mejor conocido como “Che Manuel”, fue capturado junto a los hermanos Saúl y Otto Samuel Peralta Guillén por las autoridades guatemaltecas.

Acusados de tráfico de drogas, enfrentaron la causa 148652001 en el Juzgado Quinto de Primera Instancia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente.

Pero el caso no prosperó: un fallo de “falta de mérito” le permitió a López Morales volver a las calles.

Aquel primer roce con la justicia fue suficiente para que “Che Manuel” ajustara su juego.

Desde entonces, aprendió a moverse entre sombras, manteniendo un perfil bajo que lo mantendría alejado de las autoridades durante más de 13 años.

En las zonas fronterizas entre Copán, Honduras, y los departamentos guatemaltecos de Zacapa y Chiquimula, López Morales construyó un imperio de narcotráfico bajo el radar de los organismos antinarcóticos.

Alianzas peligrosas y apoyo en las sombras

Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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Por más de una década, José Manuel López Morales, alias “Che Manuel”, logró burlar a la justicia de Guatemala y Honduras mientras movía toneladas de cocaína.

Che Manuel y los Valle Valle – José Manuel Morales, alias El Che Manuel, se le consideró como el capo que desafió a Guatemala y Honduras desde las sombras. Foto creada con IA.

Aquel 23 de noviembre de 2001 marcó el inicio de una carrera de sigilo y crimen. José Manuel López Morales, mejor conocido como “Che Manuel”, fue capturado junto a los hermanos Saúl y Otto Samuel Peralta Guillén por las autoridades guatemaltecas.

Acusados de tráfico de drogas, enfrentaron la causa 148652001 en el Juzgado Quinto de Primera Instancia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente.

Pero el caso no prosperó: un fallo de “falta de mérito” le permitió a López Morales volver a las calles.

Aquel primer roce con la justicia fue suficiente para que “Che Manuel” ajustara su juego.

Desde entonces, aprendió a moverse entre sombras, manteniendo un perfil bajo que lo mantendría alejado de las autoridades durante más de 13 años.

En las zonas fronterizas entre Copán, Honduras, y los departamentos guatemaltecos de Zacapa y Chiquimula, López Morales construyó un imperio de narcotráfico bajo el radar de los organismos antinarcóticos.

Alianzas peligrosas y apoyo en las sombras

Pero la discreción no era lo único que mantenía a López Morales seguro. Su conexión con la organización hondureña de los hermanos Valle Valle le otorgó un poder significativo en el territorio.

Con ellos, López Morales consolidó una ruta segura para el trasiego de cocaína y dinero en la frontera, asegurando el flujo de cargamentos hacia México y Estados Unidos.

Se le describió como un cabecilla que tenía la capacidad de accionar y movilizar en toda la región, con socios tanto en Honduras como en Guatemala.

Su influencia llegó al punto en que logró apoyo de figuras políticas locales. En Chiquimula, gozaba de una imagen de respetado empresario y benefactor.

No era raro verlo involucrado en proyectos comunitarios y el coliseo municipal de San Juan Ermita incluso lleva su nombre.

Dueño de gasolineras y una constructora, “Che Manuel” se movía con facilidad entre los sectores que necesitaban sus favores y conexiones.

El operativo que realizaron las autoridades para dar con el Che Manuel en 2014.

Un operativo fallido y una huida en ambulancia

En 2014, las autoridades organizaron un operativo monumental para capturarlo. Más de un centenar de policías y militares guatemaltecos, con el apoyo de helicópteros, perros adiestrados e incluso asistencia de la DEA, recorrieron Zacapa y Chiquimula.

Desde Honduras, también se desplegó un contingente de seguridad. Pero “Che Manuel” se les escapó de nuevo, esta vez en una ambulancia facilitada por un vecino, mientras su esposa y un guardaespaldas eran capturados.

En la vivienda que dejó atrás, las autoridades encontraron un arsenal: seis fusiles, un lanzagranadas, granadas de fragmentación y 19 teléfonos móviles, entre otros objetos.

La evidencia reforzó las sospechas sobre el alcance de su operación y la complejidad de su red de contactos.

Colaboración en EE. UU. y una libertad condicionada

No fue hasta 2018 que el misterio de “Che Manuel” se desmoronó, pero no en suelo centroamericano, sino en Estados Unidos.

Capturado y extraditado, fue procesado en cortes de Florida y Virginia, donde las autoridades estadounidenses le atribuyeron la logística de grandes cargamentos de cocaína y el movimiento de millones de dólares en efectivo.

En su colaboración con la justicia, López Morales ofreció detalles cruciales de sus operaciones que ampliaron el expediente de las autoridades estadounidenses. A cambio, su condena fue reducida a 11 años.

Finalmente, en agosto de 2021, José Manuel López Morales fue liberado tras cumplir parte de su sentencia, gracias a la información que proporcionó a las autoridades.

Pero su historia, documentada en informes judiciales, revela que entre 2005 y 2014 “Che Manuel” actuó como un enlace crucial entre los hermanos Valle Valle y el Cartel de Sinaloa.

El poder que ocultaba el “Che”

Además de los detalles sobre sus alianzas y sus rutas, los documentos revelan que López Morales no se limitó a trabajar con una sola organización.

Su red incluía múltiples nexos en el narcotráfico centroamericano, lo que le permitió traficar droga y dinero con gran eficacia.

Entre enero y mayo de 2014, coordinó el envío de 450 kilos de cocaína desde la costa del Atlántico en Guatemala hasta México y transportó otros 743 kilos en un camión de ganado por Honduras.

En total, movió millones de dólares que terminaron en destinos clave en Estados Unidos, como California, Texas, Illinois y Nueva York.

La historia de “Che Manuel” es un relato de astucia, alianzas y sombras. Durante más de una década, fue el fantasma que burló a la ley en dos países, mientras construía su imperio de narcotráfico.

Entre el temor de unos y la admiración de otros, López Morales logró hacerse de un nombre que aún resuena en las tierras fronterizas de Guatemala y Honduras, donde lo recuerdan por las rutas que él ayudó a forjar.



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