La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
“Han estado sacando tierra y agua sin parar”, comenta un testigo anónimo. “Dicen que hay algo grande ahí abajo”.
Las medidas de seguridad en el área son extremas. Un campamento policial vigila la operación, mientras el acceso de civiles está estrictamente restringido.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Las investigaciones apuntan a que en barriles sellados se encuentran millones de dólares, drogas, armas e incluso oro, escondidos por la red de narcotráfico que Meza dirigía.
“Han estado sacando tierra y agua sin parar”, comenta un testigo anónimo. “Dicen que hay algo grande ahí abajo”.
Las medidas de seguridad en el área son extremas. Un campamento policial vigila la operación, mientras el acceso de civiles está estrictamente restringido.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Desde finales de diciembre, equipos especializados de la Policía Nacional trabajan día y noche en la laguna, ubicada en una propiedad que alguna vez perteneció a Magdaleno Meza y que ahora está asegurada por el Ministerio Público.
Las investigaciones apuntan a que en barriles sellados se encuentran millones de dólares, drogas, armas e incluso oro, escondidos por la red de narcotráfico que Meza dirigía.
“Han estado sacando tierra y agua sin parar”, comenta un testigo anónimo. “Dicen que hay algo grande ahí abajo”.
Las medidas de seguridad en el área son extremas. Un campamento policial vigila la operación, mientras el acceso de civiles está estrictamente restringido.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
Allí, entre barriles enterrados, podría yacer el botín de Magdaleno Meza, también conocido como Nery López Sanabria, el narcotraficante cuyo legado sigue generando disputas mortales incluso después de su trágico final.
Desde finales de diciembre, equipos especializados de la Policía Nacional trabajan día y noche en la laguna, ubicada en una propiedad que alguna vez perteneció a Magdaleno Meza y que ahora está asegurada por el Ministerio Público.
Las investigaciones apuntan a que en barriles sellados se encuentran millones de dólares, drogas, armas e incluso oro, escondidos por la red de narcotráfico que Meza dirigía.
“Han estado sacando tierra y agua sin parar”, comenta un testigo anónimo. “Dicen que hay algo grande ahí abajo”.
Las medidas de seguridad en el área son extremas. Un campamento policial vigila la operación, mientras el acceso de civiles está estrictamente restringido.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
En el corazón de Quimistán, Santa Bárbara, el rugir de las retroexcavadoras rompe la tranquilidad de La Coroza. Bajo el lodo de esa laguna, se oculta una historia de violencia, ambición y muerte.
Allí, entre barriles enterrados, podría yacer el botín de Magdaleno Meza, también conocido como Nery López Sanabria, el narcotraficante cuyo legado sigue generando disputas mortales incluso después de su trágico final.
Desde finales de diciembre, equipos especializados de la Policía Nacional trabajan día y noche en la laguna, ubicada en una propiedad que alguna vez perteneció a Magdaleno Meza y que ahora está asegurada por el Ministerio Público.
Las investigaciones apuntan a que en barriles sellados se encuentran millones de dólares, drogas, armas e incluso oro, escondidos por la red de narcotráfico que Meza dirigía.
“Han estado sacando tierra y agua sin parar”, comenta un testigo anónimo. “Dicen que hay algo grande ahí abajo”.
Las medidas de seguridad en el área son extremas. Un campamento policial vigila la operación, mientras el acceso de civiles está estrictamente restringido.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.
En la laguna de La Coroza, Quimistán, Santa Bárbara, la Policía Nacional excava sin descanso en busca de un botín que podría contener dinero, armas y oro. Este hallazgo podría revelar los secretos más oscuros del narcotraficante Magdaleno Meza, asesinado en prisión.
En la laguna de La Coroza, Quimistán, Santa Bárbara, donde se presume que se encuentra el millonario botín de Magdaleno Meza. La operación ha generado gran expectación y revivido las intrigas del narcotráfico en Honduras.
En el corazón de Quimistán, Santa Bárbara, el rugir de las retroexcavadoras rompe la tranquilidad de La Coroza. Bajo el lodo de esa laguna, se oculta una historia de violencia, ambición y muerte.
Allí, entre barriles enterrados, podría yacer el botín de Magdaleno Meza, también conocido como Nery López Sanabria, el narcotraficante cuyo legado sigue generando disputas mortales incluso después de su trágico final.
Desde finales de diciembre, equipos especializados de la Policía Nacional trabajan día y noche en la laguna, ubicada en una propiedad que alguna vez perteneció a Magdaleno Meza y que ahora está asegurada por el Ministerio Público.
Las investigaciones apuntan a que en barriles sellados se encuentran millones de dólares, drogas, armas e incluso oro, escondidos por la red de narcotráfico que Meza dirigía.
“Han estado sacando tierra y agua sin parar”, comenta un testigo anónimo. “Dicen que hay algo grande ahí abajo”.
Las medidas de seguridad en el área son extremas. Un campamento policial vigila la operación, mientras el acceso de civiles está estrictamente restringido.
La historia de Magdaleno Meza es un thriller en sí misma. Capturado en 2018 con su esposa Erika Julissa Bandy, en un vehículo lleno de dólares y “narcolibretas” que expusieron conexiones directas con el expresidente Juan Orlando Hernández, Meza se convirtió en una pieza clave en los casos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos investigaba.
Su muerte en 2019, a manos de reclusos dentro de la prisión de máxima seguridad El Pozo, dejó un vacío en la estructura criminal que lideraba y un legado marcado por el misterio.
El brutal asesinato de su esposa Erika Julissa, en 2023, por sicarios disfrazados de policías se dio aparentemente en busca del mismo botín que hoy se excava bajo el lodo de La Coroza.
La operación no pasó desapercibida para los residentes de Quimistán. “Primero llegaron policías en camionetas, luego trajeron máquinas. Todo es muy extraño”, asegura un campesino de la zona.
Los rumores corren como pólvora, algunos aseguran haber visto barriles extraídos de la laguna durante la noche.
Mientras que otros temen que esta cacería desate una guerra entre grupos criminales que ansían el botín.
La propiedad en La Coroza es disputada por al menos tres organizaciones criminales, según investigadores.
Ellos relatan que “es una pieza clave en la lucha de poder que surgió tras la muerte de Meza”.
El caso recuerda la búsqueda del tesoro de los Valle Valle en 2014, cuando las autoridades excavaron en una hacienda en Copán, donde supuestamente se ocultaban millones de dólares.
Sin embargo, el resultado oficial fue desalentador: nada se encontró, aunque los rumores señalaban que familiares del cartel habían llegado antes y desenterrado el dinero.
En La Coroza, las expectativas son diferentes. Las autoridades encontraron “indicios” que refuerzan la hipótesis de que el botín de Magdaleno Meza está enterrado bajo el lodo.
Mientras la maquinaria sigue removiendo el barro en La Coroza, el país observa con atención esta búsqueda.
El botín de Magdaleno Meza no solo representa una fortuna incalculable, sino también la posibilidad de desentrañar secretos oscuros del narco.
La laguna, que alguna vez fue un símbolo de calma, ahora es el escenario de una lucha por la verdad y la justicia.
Bajo el lodo, el tiempo parece guardar su veredicto, mientras se reviven las tragedias pasadas con cada excavación.