crecen denuncias por violencia doméstica en Francisco Morazán

crecen denuncias por violencia doméstica en Francisco Morazán

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Según Mejía, este fenómeno se debe en parte al aumento del estrés, la frustración y la violencia generalizada en la sociedad hondureña.

“Hay una histeria colectiva, baja tolerancia y un incremento en la violencia femenina”, explica. Los hombres, al igual que las mujeres, también están enfrentando agresiones físicas, psicológicas y patrimoniales.

Las relaciones basadas en los celos, reclamos y el control de la otra persona, son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia.

Resoluciones y justicia

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Sin embargo, cada vez más deciden dar el paso. “El hombre está aprendiendo que también tiene derecho a ser protegido”, señala Rafael Mejía, psicólogo clínico.

Según Mejía, este fenómeno se debe en parte al aumento del estrés, la frustración y la violencia generalizada en la sociedad hondureña.

“Hay una histeria colectiva, baja tolerancia y un incremento en la violencia femenina”, explica. Los hombres, al igual que las mujeres, también están enfrentando agresiones físicas, psicológicas y patrimoniales.

Las relaciones basadas en los celos, reclamos y el control de la otra persona, son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia.

Resoluciones y justicia

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

La cifra, aunque menor comparada con la de mujeres, representa un avance significativo. Los estigmas sociales y la vergüenza históricamente mantuvieron a muchos hombres en silencio.

Sin embargo, cada vez más deciden dar el paso. “El hombre está aprendiendo que también tiene derecho a ser protegido”, señala Rafael Mejía, psicólogo clínico.

Según Mejía, este fenómeno se debe en parte al aumento del estrés, la frustración y la violencia generalizada en la sociedad hondureña.

“Hay una histeria colectiva, baja tolerancia y un incremento en la violencia femenina”, explica. Los hombres, al igual que las mujeres, también están enfrentando agresiones físicas, psicológicas y patrimoniales.

Las relaciones basadas en los celos, reclamos y el control de la otra persona, son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia.

Resoluciones y justicia

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

La cifra, aunque menor comparada con la de mujeres, representa un avance significativo. Los estigmas sociales y la vergüenza históricamente mantuvieron a muchos hombres en silencio.

Sin embargo, cada vez más deciden dar el paso. “El hombre está aprendiendo que también tiene derecho a ser protegido”, señala Rafael Mejía, psicólogo clínico.

Según Mejía, este fenómeno se debe en parte al aumento del estrés, la frustración y la violencia generalizada en la sociedad hondureña.

“Hay una histeria colectiva, baja tolerancia y un incremento en la violencia femenina”, explica. Los hombres, al igual que las mujeres, también están enfrentando agresiones físicas, psicológicas y patrimoniales.

Las relaciones basadas en los celos, reclamos y el control de la otra persona, son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia.

Resoluciones y justicia

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

De enero a junio de 2024, el juzgado especial contra la violencia doméstica registró 1,532 procesos judiciales.

Aunque las mujeres siguen encabezando la lista de denuncias con 1,346 casos, una cifra capta la atención de expertos y activistas: 186 denuncias provinieron de hombres.

El crecimiento de las denuncias masculinas

La cifra, aunque menor comparada con la de mujeres, representa un avance significativo. Los estigmas sociales y la vergüenza históricamente mantuvieron a muchos hombres en silencio.

Sin embargo, cada vez más deciden dar el paso. “El hombre está aprendiendo que también tiene derecho a ser protegido”, señala Rafael Mejía, psicólogo clínico.

Según Mejía, este fenómeno se debe en parte al aumento del estrés, la frustración y la violencia generalizada en la sociedad hondureña.

“Hay una histeria colectiva, baja tolerancia y un incremento en la violencia femenina”, explica. Los hombres, al igual que las mujeres, también están enfrentando agresiones físicas, psicológicas y patrimoniales.

Las relaciones basadas en los celos, reclamos y el control de la otra persona, son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia.

Resoluciones y justicia

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

El silencio ha sido durante mucho tiempo el refugio de muchos hombres, víctimas de violencia doméstica. Pero algo está cambiando en Francisco Morazán.

De enero a junio de 2024, el juzgado especial contra la violencia doméstica registró 1,532 procesos judiciales.

Aunque las mujeres siguen encabezando la lista de denuncias con 1,346 casos, una cifra capta la atención de expertos y activistas: 186 denuncias provinieron de hombres.

El crecimiento de las denuncias masculinas

La cifra, aunque menor comparada con la de mujeres, representa un avance significativo. Los estigmas sociales y la vergüenza históricamente mantuvieron a muchos hombres en silencio.

Sin embargo, cada vez más deciden dar el paso. “El hombre está aprendiendo que también tiene derecho a ser protegido”, señala Rafael Mejía, psicólogo clínico.

Según Mejía, este fenómeno se debe en parte al aumento del estrés, la frustración y la violencia generalizada en la sociedad hondureña.

“Hay una histeria colectiva, baja tolerancia y un incremento en la violencia femenina”, explica. Los hombres, al igual que las mujeres, también están enfrentando agresiones físicas, psicológicas y patrimoniales.

Las relaciones basadas en los celos, reclamos y el control de la otra persona, son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia.

Resoluciones y justicia

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link [ad_1]

El juzgado especial contra la violencia doméstica en Francisco Morazán inició 1,532 procesos judiciales en los primeros seis meses de 2024. Sorprendentemente, 186 denuncias fueron interpuestas por hombres, evidenciando un cambio en el paradigma de las víctimas de violencia.

Un juzgado en Francisco Morazán atiende un caso de violencia doméstica, reflejando imparcialidad y la creciente participación de hombres en procesos judiciales como denunciantes. Foto creada con IA.

El silencio ha sido durante mucho tiempo el refugio de muchos hombres, víctimas de violencia doméstica. Pero algo está cambiando en Francisco Morazán.

De enero a junio de 2024, el juzgado especial contra la violencia doméstica registró 1,532 procesos judiciales.

Aunque las mujeres siguen encabezando la lista de denuncias con 1,346 casos, una cifra capta la atención de expertos y activistas: 186 denuncias provinieron de hombres.

El crecimiento de las denuncias masculinas

La cifra, aunque menor comparada con la de mujeres, representa un avance significativo. Los estigmas sociales y la vergüenza históricamente mantuvieron a muchos hombres en silencio.

Sin embargo, cada vez más deciden dar el paso. “El hombre está aprendiendo que también tiene derecho a ser protegido”, señala Rafael Mejía, psicólogo clínico.

Según Mejía, este fenómeno se debe en parte al aumento del estrés, la frustración y la violencia generalizada en la sociedad hondureña.

“Hay una histeria colectiva, baja tolerancia y un incremento en la violencia femenina”, explica. Los hombres, al igual que las mujeres, también están enfrentando agresiones físicas, psicológicas y patrimoniales.

Las relaciones basadas en los celos, reclamos y el control de la otra persona, son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia.

Resoluciones y justicia

En los primeros seis meses del año 2024, el juzgado emitió 626 resoluciones. De estas, 586 fueron declaradas con lugar, lo que significa que se comprobó la existencia de violencia doméstica, y 40 fueron desestimadas por falta de pruebas.

Las sanciones van desde servicios comunitarios hasta asistencia obligatoria a programas de control de ira y autoestima.

“Ahora no solo las mujeres participan en estas charlas de control de ira. Hay hombres que también acuden a mejorar su inteligencia emocional”, añade Mejía.

La justicia, de manera gradual, está ampliando su campo de acción para atender a todas las víctimas, sin importar el género.

El miedo y los estigmas aún persisten

A pesar de este avance, el camino sigue siendo desafiante. Los hombres enfrentan barreras como la burla social, la desconfianza de las autoridades y la negación personal del problema.

“Muchos sienten que no serán tomados en serio”, comenta Mejía. “A otros les preocupa ser juzgados por sus amigos o familiares. Pero el hecho de que 186 hombres hayan dado el paso es una señal de que estamos avanzando hacia una sociedad más equitativa y comprensiva”.

Cifras que hablan por sí solas

Mes a mes, el número de denuncias registradas en la Secretaría de Seguridad, el Ministerio Público y en sedes judiciales creció de forma significativa para hombres y mujeres.

Detrás de estas cifras hay historias que reflejan la complejidad del problema. No se trata solo de cifras, sino de personas que están cambiando sus vidas y buscando justicia.

El incremento de denuncias de hombres no disminuye la magnitud del problema que enfrentan las mujeres, quienes continúan siendo las principales víctimas de violencia doméstica.

Pero sí es un paso hacia la comprensión de que la violencia no distingue género. “Este es un recordatorio de que todos, hombres y mujeres, merecemos vivir en hogares libres de violencia”, concluye Mejía.

Francisco Morazán está siendo testigo de un cambio significativo. El silencio está perdiendo fuerza y las voces de hombres y mujeres están resonando en los juzgados.

La lucha contra la violencia doméstica no tiene género y el primer paso hacia la justicia es atreverse a denunciar.


[ad_2]
Source link

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

x
x